El ADN Barça condenó la llegada de Luis Campos

El ADN Barça condenó la llegada de Luis Campos

Yuste estuvo en estrecho contacto con Campos a la espera de definir el modelo estructural que se implantaría en el Barça

Se le trasladaró que la figura de Mateu Alemany era indiscutible al frente del aparato ejecutivo

«El Barça debe firmar al mejor fichador del mundo”. Frase acuñada por Josep Maria Minguella y repetida en diversas ocasiones desde hace años. El excandidato a la presidencia del Barça, además de evidenciar la carencia azulgrana, no se quedó de brazos cruzados y aseguró tener atado a Luis Campos en el caso de ser elegido presidente del club. Meses después, el afamado técnico portugués está más de moda que nunca tras su aterrizaje en el PSG.

Es cierto que Luis Campos estuvo en la órbita del Barça, pero no solo de la mano de Josep Maria Minguella. La candidatura encabezada por Joan Laporta también pensó en la figura del luso. Para ser más concretos fue Rafa Yuste quien estuvo en estrecho contacto con Campos a la espera de definir el modelo estructural que se implantaría en el Barça.

Laporta ganó las elecciones. Y lo hizo con un programa difuso, un equipo de trabajo reducido y apelando al sentimentalismo del pasado. Se buscaba un futuro rodeado de barcelonistas y con marcado ADN culé. Laporta y Yuste tiraron de contactos y no tardaron en hablar con Jorge Mendes y Deco, entre otros, para pedir referencias de Luis Campos. Todos avalaron su fichaje, aunque también es cierto que advirtieron que el portugués estaba muy lejos de ser una simple figura decorativa y que solo ficharía por el Barça si realmente tenía capacidad de decisión.

Laporta y Yuste trasladaron a Campos que la figura de Mateu Alemany era indiscutible al frente del aparato ejecutivo y que, en principio, en el caso de incorporarse al Barça, el portugués debería departir directamente con el actual responsable del Área Deportiva. La primera en la frente.

El vicepresidente Yuste mantuvo durante varias semanas los canales de comunicación abiertos con Luis Campos, mientras Laporta aceleraba contactos para intentar incorporar a figuras como Carles Puyol o Jordi Cruyff al área deportiva. Puro ADN Barça para cumplir con alguna de las promesas electorales.

Y así transcurrieron algunas semanas más hasta que Laporta desveló la estructura deportiva de su nuevo proyecto. Mateu Alemany al frente del aparato ejecutivo, con plenos poderes, Ramon Planes dando continuidad unos meses a la secretaría técnica y la seguridad de que el presidente asumiría en primera persona los contactos directos en las grandes operaciones de mercado. Ni rastro de Luis Campos.

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El portugués no tenía ADN Barça, Mateu Alemany no estaba por la labor de una bicefalia y Joan Laporta seguía con las manos libres para moverse en el mercado.

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